Los investigadores buscaban este miércoles las posibles conexiones dentro y fuera de España de la célula yihadista que mató a 15 personas en los atentados de Barcelona y Cambrils, pero que había planeado hacer mucho más daño utilizando gran cantidad de explosivos.

Según uno de los cuatro sospechosos que el martes comparecieron ante un juez de la jurisdicción antiterrorista --otros ocho murieron abatidos por la policía o en un estallido accidental cuando preparaban las bombas--, el imán Abdelbaki es Satty, considerado el cerebro de los ataques, planeaba inmolarse en un gran atentado.

Explicó asimismo que los yihadistas, que habían alquilado tres vehículos, querían atacar grandes monumentos con explosivos.

Estos estaban siendo preparados en una casa de Alcanar, unos 200 km más al sur, cuando estallaron el 16 de agosto matando a Satty y a otro de los doce presuntos miembros de la célula.

Entre los escombros, se encontraron unas 120 bombonas de gas, gran cantidad de clavos destinados a servir de metralla, detonadores y al menos 500 litros de acetona, agua oxigenada y bicarbonato.

Estos últimos son los ingredientes del triperóxido de triacetona (TATP), un poderoso explosivo conocido popularmente como "la madre de Satán" utilizado por el grupo yihadista Estado Islámico (EI) en anteriores atentados.

"Existen indicios racionales y suficientes de que en dicha vivienda se estaba intentando fabricar peróxido de acetona, también conocido como TATP, utilizando habitualmente por la organización terrorista Dáesh en sus acciones terroristas, como por ejemplo en los atentados de París y Bruselas", escribió el juez, utilizando el acrónimo en árabe del EI.

- Nuevos registros -

La policía regional catalana, los Mossos d'Esquadra, que dirige la investigación, realizó dos nuevos registros el martes por la noche.

Uno, en un locutorio de Ripoll, el apacible pueblo al pie de los Pirineos donde Satty ejercía como imán y del que procedían la mayoría de los jóvenes miembros de la célula.

La otra, en Vilafranca del Penedés, localidad cercana al lugar donde el lunes la policía abatió a Younes Abouyaaqoub, un marroquí de 22 años que según los investigadores conducía la camioneta que el 17 de agosto arrolló a la multitud en las turísticas Ramblas de Barcelona, matando a 13 personas e hiriendo a más de cien.

Se buscan "posibles colaboradores que pudieran estar relacionados" con los atacantes, explicó el miércoles a la AFP una fuente de la policía nacional española, que coopera con los Mossos.

Las pesquisas también miran fuera de España: a Marruecos, de donde eran originarios la mayoría de sospechosos y a Francia y Bélgica, "sitios a los que supuestamente han viajado antes de perpetrar los atentados", según la misma fuente.

El ministro español del Interior, Juan Ignacio Zoido, se reunía este miércoles en París con su homólogo francés, Gérard Collomb.

Según el gobierno galo, el Audi A3 utilizado en el ataque de Cambrils, turística localidad costera unos 120 km al sur de Barcelona, había sido fotografiado por un radar cerca de París el 12 de agosto con cuatro personas a bordo.

Contactadas por la AFP, las autoridades marroquíes no reaccionaron a informaciones de la prensa española que este miércoles hablaba de varias detenciones en ese país en relación con los atentados.

En Bélgica, el alcalde de Vilvoorde, Hans Bonte, había dicho a la AFP que Satty vivió en esa localidad cercana a Bruselas entre enero y marzo de 2016.

"Se presentó de repente y dijo que quería ser imán porque en España no tenía futuro", agregó el miércoles Bonte en declaraciones al diario español El País, asegurando que las autoridades belgas preguntaron a las españolas si tenía vínculos con el yihadismo, a lo que estas contestaron que no.

- Medidas de seguridad -

En este contexto, los principales responsables de la ciudad de Barcelona, del gobierno regional catalán y del ejecutivo español se reunían el miércoles en el ayuntamiento de Barcelona para evaluar la necesidad de incrementar las medidas de seguridad.

La alcaldesa, Ada Colau, fue duramente criticada por no haber protegido el acceso a las Ramblas instalando bolardos, a lo que respondió defendiendo que estos impedirían la circulación de ambulancias y bomberos.

Según el último balance, 46 heridos seguían hospitalizados, siete de ellos en estado crítico.

España no vivía un hecho similar desde el 11 de marzo de 2004, cuando una serie de bombas estallaron en trenes suburbanos en Madrid, causando 191 muertos, un ataque reivindicado por Al Qaida.